jueves, 29 de septiembre de 2011

Gerenciando Proyectos con Efectividad




Enfoque en resultados. ¿Qué quieres lograr de este proyecto? ¿Cuál es el motivo por el que quieres emprenderlo? ¿Qué te motiva de él? ¿Qué necesidad interna tuya satisface? ¿Cómo sería un éxito el proyecto? Ten bien definido cuáles son los resultados que quieres alcanzar, y tenlo por escrito. Contar con una definición bien acabada te permitirá:



  • Motivarte: Al mantener la imagen de lo que quieres realizar presente en tus actividades diarias, será más fácil disponer de energía, ya que esa imagen es algo atractivo para ti. Todo proyecto requiere de atravesar distintas fases antes de lograr la concreción del objetivo, muchas veces, son esas tareas las que nos abruman y perdemos el norte al aburrirnos. Eso sucede porque el enfoque se centra sobre las tareas y no sobre los resultados, si la tarea se alinea con un resultado que nos entusiasma, la motivación se activa. El secreto es mantenerse enfocado en el resultado.
  • Discernir qué te apoya o te acerca a tu meta y qué te limita o te distancia de ésta. Trabajo efectivo puede resumirse simplemente a preguntarse: esta actividad, ¿me apoya a conseguir lo que quiero? ¿se alinea con lo que quiero producir? ¿me acerca al logro? Chequea qué cosas que haces no se alinean con tu propósito, y busca delegarlas, darlas por completas o renegociarlas, de modo que no distraigan tu enfoque ni consuman tu tiempo.
  • Acceder a más información y soluciones: Al utilizar el sistema reticular ascendente (un pequeño aparato en nuestro cerebro). Éste tiene la función de clasificar y filtrar información de nuestra realidad para hacerla accesible a nuestra mente. Activar éste filtro alineado con tu propósito te permitirá ampliar tu percepción para encontrar aquello que necesitas.
  • Desarrollar y atrapar ideas: utilizando técnicas como mapas mentales, pensamiento lateral, desarrollo creativo, visualización, entre otras.
  • Planificar el Proyecto. Ya sabes qué buscas, ahora, ¿qué necesita hacerse para lograrlo?

Consiguiendo el Resultado. Chequea los próximos pasos que necesitas completar para poner en marcha el proceso. Incluso tal vez, tengas información acerca de lo que necesita hacerse un poco más adelante. Agenda esas tareas. Chequea quién puede encargarse de cada cosa y delega. Chequea qué tareas es indispensable que hagas tú. Y agenda un momento semanal para revisar el proyecto. En esa ocasión, lo principal será constatar el grado de avance de las actividades y agendar las nuevas próximas acciones que necesitas completar.


Define Principios Guía, ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Dentro de qué límites o estándares debe llevarse a cabo? ¿Cuáles son los valores y creencias fundamentales dentro de los que se deben tomar las decisiones?


Organízate. Define prioridades, ¿qué cosas son críticas dentro del proyecto? Y luego define secuencias de eventos ¿en qué orden necesitan suceder las cosas? ¿Cómo puedes optimizar los tiempos? ¿Qué cosas dependen de otras para comenzar? Puedes organizar un bosquejo del proyecto en un mapa mental y de allí generar listas simples de tareas. Asegúrate de asignar responsables, definir un claro objetivo del resultado de la tarea y una fecha para tenerla completa. Luego suéltalo. El sistema te dejará saber cuándo necesitas hacerla. Y estará lista para la fecha asignada. Puedes despreocuparte de ello. Para que lo anterior sea una realidad, solo necesitas cumplir los pasos básicos del sistema, respeta la operativa y respeta los plazos, de esta forma, sabrás cuándo estará el resultado. Cada vez que completes algo, recuerda chequear ¿cuál es la próxima acción?


Visualiza. Cualquiera sea el resultado que quieras lograr, está vinculado con una experiencia interna a la que quieres acceder. Y esa experiencia interna es posible crearla independientemente del resultado externo. De hecho, el comenzar a alinearnos internamente con la experiencia apoya a atraer el resultado, y en el trayecto nos beneficia con satisfacción, menor ansiedad y mayor claridad y capacidad de responder. Así que puedes comenzar cada día visualizando aquello que quieres concretar. Comienza observando detenidamente los detalles, qué sucede en la situación ideal, cómo se concreta en un 100% tu objetivo, qué dices, cómo te ves, cómo te comportas, cómo te sientes. Y comienza a conectarte justamente con la experiencia interna que el logro te brinda. Y experiméntala lo más intensamente que puedas. Amplifícala, y mientras sostienes ese enfoque, visualiza tu cuerpo físico entrando en la visualización de tu cuerpo viviendo el logro. hazte uno con esa experiencia y ¡tráete presente!. De hecho, puedes hacer esto cada vez que tengas un par de minutos en el día. Funciona para reenfocarte, relajarte y cargar tu objetivo. Cuanta más pasión y entusiasmo conectes con la imagen, más rápido serás capaz de materializar los resultados, porque cierta parte de tu mente no reconoce una visualización bien hecha de la realidad.


Mantente alineado y relajado. El peor amigo de los resultados es el stress. Y generalmente se produce porque no nos sentimos al mando de las situaciones. Queremos tener el control de estas, pero nos sobrepasan. Probablemente intentar controlar el flujo de trabajo, las reacciones de los demás, las concreciones de los resultados, no sea algo muy efectivo. En cambio, puedes posicionarte al mando. Como un habilidoso karateca, disciplinado, presente y atento, a la vez que perfectamente sereno, de modo que cuando algo impacta en su contexto, puede responder con precisión, rapidez y efectividad. Mantente relajado, para estar disponible a responder efectivamente.


Fuente: Articuloz.com

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